Parte 1: Primer
Contacto
Del diario del doctor Dino Richiardo de la
Universidad de Toronto sobre La Llegada.
“La Llegada” tuvo lugar en septiembre de 2020
cuando la ISS detectó la presencia de objetos que se movían a velocidad
inferior a la de un cometa en la periferia de la órbita marciana. Las imágenes
recogidas por la propia ISS y diferentes telescopios a lo largo de toda la
Tierra fueron analizadas por expertos de la NASA, ESA y Agencia Espacial Rusa
con lo que solamente puedo definir como estupor.
Los objetos tenían una forma alargada
uniforme y reflejaban poca luz, sus trayectorias seguidas durante los dos meses
siguientes eran prácticamente rectas, en lugar de la trayectoria elíptica de
cometas y asteroides.
Los “expertos” de los diferentes gobiernos
también analizaron los datos recogidos, pero la memoria de sus debates podría
definirse como esperpéntica.
La respuesta que flotaba como un tabú en
todas las reuniones fue súbitamente confirmada en 8 de Enero de 2021 cuando la
ISS recibió una onda de radio procedente de aquellos objetos. La onda de radio
contenía un mensaje en inglés que durante los días siguientes fue repitiéndose
en ruso, chino mandarín, alemán, español y japonés. Ante el estupor de los
científicos, el mensaje registrado fue el siguiente:
“Gentes de la Tierra. Venimos en son de paz.
Podéis llamarnos ‘los exploradores’.”
A primeros de febrero de 2021 los telescopios
de la ISS ya podían identificar que aquellos objetos eran construcciones
tecnológicas definibles como “naves espaciales” de cerca de un kilómetro de
longitud.
El doctor Mccoy de la NASA hipotetizó que
aquellas naves se movían por propulsión a chorro y estaban construidas
fundamentalmente de ópalo, caulón y grafeno. Al mismo tiempo, el equipo la
doctora Zifu de la Universidad de Shangai sugirió que los exploradores habían traducido los idiomas humanos estudiando las
naves y señales enviadas más allá del sistema solar.
Nadie fue capaz de realizar una suposición
convincente sobre qué clase de criaturas eran los exploradores. Los expertos en astrobiología no encontraban indicio
alguno en las señales ni en las naves sobre qué podía haber dentro. Los “expertos” de los
gobiernos y las corporaciones realizaron
suposiciones realmente inquietantes.
Por supuesto, dentro de la NASA y la ESA se
propuso enviar una respuesta al mensaje pero la imposibilidad de llegar a un
acuerdo entre los diferentes gobiernos sobre el contenido y la reticencia de
los militares, por no hablar de la presión de los grupos ultrarreligiosos,
retrasaron el envío de la respuesta hasta que, el 6 de Marzo de 2021, las dos
naves enviaron una repetición de su mensaje radiado que fue recibido por todas
las agencias de información de la Tierra.
En aquellos momentos las naves ya eran
visibles con telescopios convencionales y la noticia del primer contacto se
propagó como la pólvora. Pese a un cierto escepticismo inicial, la llegada de
las naves de los exploradores a una
órbita inmediatamente inferior a la lunar forzó a las autoridades a reconocer
públicamente que conocían su existencia.
Durante las siguientes semanas la tierra se
tornó un torbellino de opiniones a cada una más exagerada: desde las opiniones
de los New Age que creían que los
alienígenas venían a enseñar a la humanidad a vivir en paz y justicia hasta las
afirmaciones de los grupos religiosos que consideraban la idea de la vida
extraterrestre como una ofensa a Dios.
Los científicos de la ISS enviaron un mensaje
a las naves el 12 de marzo que fue respondido ese mismo día. El 28 de marzo se
había acordado que una lanzadera de los exploradores
aterrizaría en medio de la estepa rusa para reunirse con una delegación de las
Naciones Unidas.
Yo era uno de los asesores técnicos
seleccionados por la ESA para asistir a la reunión. El grupo de las Naciones
Unidas era heterogéneo y desorganizado, sin aclararse sobre quien hablaría
primero.
La “lanzadera” (a falta de una definición
mejor) de los exploradores aterrizó
en la zona cerca de las 12:00 a.m. hora local. La lanzadera era elíptica, tenía una longitud
de 20 metros y presentaba una cubierta refulgente azul metálica.
No había rastros de la supuesta propulsión a chorro, en cierto modo parecía
levitar.
Las criaturas que abandonaron la lanzadera
recordaban extrañamente a una clase de centauros de piel escamosa oscura y
densa. Presentaban tres pares de extremidades, el primero parecía a medio paso
entre prensil y locomotor. Lo más llamativo eran sus grandes cabezas con
enormes con rostros sin facciones.
No estaban desnudos, sino que presentaban una
especie de armaduras metálicas que supuse que podrían proporcionarles el
necesario soporte vital, suposición que se probó acertada.
Se comunicaron con nosotros utilizando
mecanismos de sus armaduras que brillaban cada vez enviaban palabras.
“Somos los exploradores de nuestra especie.
No hemos sido capaces de traducir el nombre de nuestra especie a ninguno de
vuestros idiomas. Venimos en son de paz, buscando conocimiento y sabiduría
sobre vuestro mundo. Tenemos mucho que ofreceros.”
Con este discurso de tono mecánico comenzó
una breve negociación donde los representantes de las Naciones Unidas se
mostraron muy favorables a la interacción con los alienígenas, con ciertas
condiciones.
Creo que fue durante aquella tarde, durante una conversación en la que participamos yo mismo, una corresponsal de la BBC y un artista gráfico independiente cuando se acuñó el mote que más tarde acabaría por referir a los visitantes: centauros estelares.
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