De las anotaciones de la doctora Awashima
Kukuri sobre sus recuerdos durante 2029.
Imbéciles.
Eso es lo que somos. Una maldita raza de
imbéciles.
¿De verdad nos creímos que los centauros
estelares nos iban a equipar con un armamento capaz de hacerles daño?
Y lo peor ¿Que una raza capaz de volar entre
las estrellas iba a llegar a nuestro planeta sin haber realizado un estudio
previo de la humanidad?
Nos habían estudiado, eso explicaba la
perfección de los discursos de Quirón y su capacidad de ganarse a la gente.
También explica la “torpeza” de los tratos de Quirón con los poderes
financieros. Predijeron todas nuestras reacciones, desde el primer encuentro a
que los atacaríamos.
La ofensiva de O’gare duró menos de una hora.
Sus naves fueron destruidas o inutilizadas por naves de guerra muy superiores
que nos estaban esperando. Fue una
masacre con todas las de la ley.
No tengo claro como sobreviví, pero desperté
en un laboratorio de los centauros rodeada por varios de ellos. Uno era Adom,
que dijo que se quedaba conmigo “porqué siempre era bueno reunir sangre nueva”.
La enésima mentira: Adom y no Quirón era el
comandante de la misión. No sé cómo es su gobierno, pero el liderazgo de Adom
entre sus iguales ha probado ser sólido.
Y ahora se ha cerrado el círculo: Adom ha
vuelto a la tierra con una armada de más de 100 naves de guerra y cientos de
miles de centauros estelares armados hasta los dientes. Las nuevas naves espaciales
construidas por las naciones unidas no resistieron mi media hora antes de ser
reducidas a la nada.
Luego llegó el turno de la costa oeste de
Estados Unidos, Beijing, Tokio, Mokva, Delhi, Calcuta, México DF… millones de
seres humanos carbonizados antes de que los centauros volvieran a poner sus
pies en nuestro planeta.
Adom planeó y orquestó dos ofensivas en Asia
para comenzar la invasión: Israel y Corea del Norte. Antes de una semana sus
ejércitos habían sido derrotados y sus poblaciones masacradas. Jerusalén ya no
existe y poco ha tardado La Meca en seguirla.
Con Rusia, América, China y la India
descabezadas, sus ejércitos no son capaces de plantear contraofensivas
eficientes. Europa lucha pero pierde terreno a cada paso, lo mismo pasa en
Sudamérica. En el mundo islámico las cosas son todavía peores: los centauros
volaron Barhein por los aires y luego mandaron una legión de tierra con unos
escudos ante los cuales ningún arma explosiva es efectiva. De nuevo nos han
superado: ha vuelto las tácticas suicidas de los fundamentalistas islámicos
contra ellos.
Desde lo alto de una atalaya construida sobre
las ruinas de Río de Haneiro, Adom supervisa una invasión vergonzosamente
fácil, reuniendo a las mejores mentes científicas que sobreviven a los envites
de sus guerreros.
Él dice que tiene una misión para nosotros.
Algunos piensan que piensa utilizar nuestros conocimientos para reconstruir una
Tierra que le sea útil a su gente. Pero la discusión que más se repite en
nuestro cenáculo versa sobre porqué todo el paripé de pretender ayudarnos y tentarnos
a invadirles, la opinión más extendida es que necesitaban una excusa para esta
guerra, quizá ante sectores de su sociedad menos hostiles o incluso ante otra
especie alienígena.
Me temo que es la mejor explicación que
tenemos.
Ahora vemos el auténtico rostro de Adom y su
gente. Son criaturas extrañas, despiadadas e inteligentes pero que en
distancias cortas se muestran a la par despectivas y caballerosas.
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